Por Juan Tomás Valenzuela
La convención de cuatreros
que tuvo efecto en Santiago,
causó tremendos estragos
entre parias y rateros.
Del grupo de santiagueros
que presenció esta reunión,
aquel que no era ladrón,
come cheque o sinverguenza,
era un paria de la prensa,
carterista o mari….
Mucho más de la mitad
de la gente que asistiera
fue allí a perder su cartera…
los demás, la dignidad.
El acto de iniquidad
contra aquel expresidente,
que dió un trato deferente
a todo sus compañeros,
se llenó de chiriperos
que ahora le clavan el diente.
Dizque a José Enrique Sued
le robaron la cartera
cuando izaban la bandera
al fondo de la pared.
José quedó a la merced
de un grupo de carteristas,
que no le perdía de vista
desde que entró al escenario,
por su afecto legendario
a las frugales conquistas.
Cuando el investigador
le pregunto a “La Pollona”
si no sintió la encerrona
que le hacía ese malhechor,
contestole sin rubor,
que: “Claro que había sentido,
pero como en el Partido
dicen ser tan cariñosos,
no pensé que ese azaroso
lo hacía con ese sentido”
“Las manos que acariciaban
suavemente mis caderas,
¿Yo iba a pensar que es cartera
lo que realmente buscaban?
Yo sentí que me apretaban,
eso no voy a negar,
pero de ahí a imaginar
que era un simple malhechor
y no un manoseó de amor,
¿Quien soy yo para juzgar?”
Otro más que fue ultrajado
fue el senador Valentín,
que aunque no perdió el fullín,
perdió algo más valorado.
El hombre que había llegado,
de las manos de Leonel,
a ostentar mayor poder
que cualquier hijo e’vecino,
igual que lo hizo Quirino
hoy se las fué contra él.
Juan de los Palotes
8 abril 2019